Por Graciela Ferroni.
» Corría el año 1878 cuando llega a la Argentina un joven proveniente de Génova (Italia) Ángel Parodi (1856-1923) quien se radica en Rosario por unos 4 años, allí conoce a su esposa, Ángela Silvestre y juntos deciden mudarse a Gálvez para satisfacer su espíritu emprendedor.
En el año 1888 se asocia a su hermano Juan y comienzan a trabajar en la “fábrica de fideos a vapor”, ésta llevaba el nombre de “Ángel y Juan Parodi “. Ángel era mi bisabuelo.
La fábrica estaba instalada en la esquina de avda. Buenos Aires y Aurelia, hoy calles Lisandro de la Torre y Colón (esquina noreste).
No pasó mucho tiempo que mi bisabuelo le compra la parte a su hermano y pone como encargado a uno de sus 17 hijos, Marcelo Parodi, también toma empleados del pueblo y sumarían unos 12 en total.
Los fideos eran secados al aire, puestos sobre tejidos enmarcados en madera, de ahí la producción era envasada en barriles que se etiquetaban con distintas marcas de firmas de afuera para que los habitantes de Gálvez los consumieran, porque al ver que se fabricaban acá, no los compraban.
Ésta fábrica duró poco tiempo ya que al ser echado un empleado, el mismo la incendió y en esa época no había seguros, lamentablemente no tuvo un final feliz, siendo, según decían, que fue la primer fábrica de fideos de Sudamérica.
Mi bisabuelo luego comienza otra actividad comercial junto a Bautista Destéfanis, instala un molino harinero en la manzana que actualmente forman las calles Pbro. Balbiano, 1° de Mayo, P. Ceci y López y Planes, luego de un tiempo adquiere otro molino harinero llamado Molino Chico cito en calle Santiago hoy San Martin 157 esto significó para el pueblo galvense un gran progreso también. «