Mediando la década del ’40 se venía perfilando un joven que era muy «Buen Mozo».
No supo cómo ni por qué llegaron a Gálvez dos hermanos oriundos de Brasil, Manuel y Primo Malavasi, quienes hicieron historia en la ciudad con el reconocido «Café Malavasi» ubicado en la esquina de Belgrano y San Martín, donde hoy se encuentra Mueblería «El Dandy».
No pasó mucho tiempo que «Don Manuel”, así lo llamaban en mi familia, pasó a ser uno más de la misma, compartiendo fiestas, casamientos y cumpleaños. Tanto mi papá como sus hermanos, Costancio (así se escribe su nombre), Luis y Pedro fueron parte del «staff» del Café. Luis y Pedro también fueron socios de Malavasi.
El 1 de Diciembre de 1942 con 17 años, mi papá se incorpora a tan prestigiosa firma. (Foto 5). Con gran orgullo siempre dijo que entró trabajando como lava copas y después de 12 años fue nombrado Gerente.
De tantas anécdotas que recuerda, una fue cuando le pidieron a uno de sus compañeros, Sottocorno, que bañe al gato. Con toda la inocencia este señor intentó hacerlo. Cuando puso al gato en el agua, éste salto y salió como bólido disparando. Ese día había llovido y era costumbre poner aserrín en el piso. Así que imaginen cómo quedó el gato.
Los hombres que concurrían al Café iban de «punta en blanco», como se ve en la foto. El señor que está sentado a la derecha de mi papá, a quien le está sirviendo, es «Don Manuel Malavasi».
En ese entonces se vendía el vermouth con picada a sólo 30 centavos y el copetín que era más caro a 50 centavos. La moneda en ese momento era el Peso Nacional Argentino.
Característicos eran también los bombones que se exhibían en las vitrinas como se ve en muchas de las fotos.
En 1946 le llega el llamado al Servicio Militar. Cumple Servicio Militar en Concordia, Entre Ríos. (foto
. Al tiempo de estar, es ubicado en el Casino Oficial. ¡Claro! Cómo se iban a perder un experimentado en cócteles y copetines!

En la siguiente foto, el quinto, de chaqueta blanca impecable, es mi papá. ¡No querían dejarlo volver! Porque además era número uno en tiro al blanco. Le insistían que continuara la carrera militar. Pero eso no era lo suyo.
Don Manuel, le envió una carta a sus superiores, entre ellos Luciano Benjamín Menéndez, que era menor que mi papá pero que desde los 15 años había entrado al ejército, pidiéndole que le den la “baja” porque él lo necesitaba en su Café.
En 1950 se casa con mi mamá María Rivello, y fruto del matrimonio somos tres hijas: Silvia, Nora y yo, Roxana.
A lo largo de los 12 años hubo un período que se fue a trabajar al «Hotel Botta” con Nicéfaro y Nelo Botta. Por supuesto y como todo galvense de la época cuenta, siempre recordaba las exquisitas tortas de Doña Cata. Pero después vuelve al Café junto a Don Manuel ofreciéndole éste, la Gerencia del mismo.
En 1954 decide independizarse y compra el «boliche de la Licha» Perletti en la esquina de Dorrego y Rivadavia.
Contaba siempre mi mamá que una noche llegó y le dió la noticia que había comprado un boliche, pero sin dinero. En esos tiempos la palabra y la confianza eran la mejor moneda. Muchísimo fue lo que se trabajó ahí. De la mañana a la noche sin parar. En poco tiempo pudo pagar la deuda contraída por la compra.
Asistía todo tipo de gente. Nunca se discriminaba a nadie. La gente del Sindicato, que llegaba hasta de provincias vecinas, ubicado en la esquina de Av. de Mayo y Dorrego, Jorge Ciconi (fotógrafo), Bruno Bergara (pintor), Hernán Ramírez (padre), Héctor Carena, «Gallito» Bossio, Pancho Pedrazzi (comisionista), Felipe Alarcón (ferroviario). Y no quiero olvidarme de los personajes históricos de Gálvez: Cussi, Careta, Clarita, la vendedora de billetes, Chano Boliya; entre otros tantos. Silvio Arcas vecino del barrio, se acercaba a comprar sus cigarrillos infaltables, de cada día.
Además, los vecinos que iban a comprar también. ¡El barrio de Centenario!:
Angelita Gatti, Delia y Toto Marchesi, Pancho Pedrazzi con su familia, Armando Mindel y flia,Rubén Casalegno y Betty Sunier, Pina Luengo «Pizzería», Alcira Arias , Bagnarolli (La Oxígena), Doña Roma (Romilda Tessio), Dentis (papá de Dorita), Bulguburre, Brain, El Turco Kara, Francisco Fritschi, Agustín “Tito” Racigh «forrajera», Flia Herrera, Miguel Garrera (Sastre), Toninetti , Tita Ottolini y Rigalli, Hernán Ramirez y Agustina; Juan San Martino; Seletti , Porta, Tono Mariño y Oscar «Negro” Delgado, Familia Sabatier, Flia Claussen, Flia Bergaña, Elvira Basini; Ana María Garrera y su esposo Vuelta, Carlo Garombo y Margarita Racigh, Garrera y familión, Gomería de González, Apendino, Alfredo Masciángelo y Edita, Atilio Odetti y Flia; Lúpori, «Titi» Forconi; Pochi Cassina, Bastianelli.
Luis Báscolo iba a comprar tabaco “América” para su papá Don Paco. Me cuenta Luis que en esa época habían matado un hombre en el barrio y eso le daba mucho miedo. Imaginen Gálvez en ese entonces: calles de tierra, luz lúgubre en la esquina o a mitad de cuadra. Pero iba igual sabiendo que el mandado tenía un premio: un cucurucho de papel con maní con cáscara y una caricia en la cabeza seguida de “andá tranquilo que yo te miro”. Y así pegaba la vuelta corriendo mientras mi papá parado en la puerta lo miraba.
Cuando los chicos hacían un mandado o acompañaban a sus padres se llevaban de «yapa» el cucurucho de papel con maní con cáscara o con caramelos. ¡Infaltable!
Al mediodía se daba almuerzo en su mayoría a viajantes que venían a Gálvez y la zona. Se jugaba a las cartas donde los puntos se contaban con porotos. Adjunto algunas fotos de productos vendidos en aquella época. Fotos: 10 a 14.
Era común que pasaran con un pony para sacar fotos. En la foto están mi papá con mi mamá y mi hermana Nora. Se puede ver detrás la fachada de la esquina que muchos años más tarde fue demolida. Foto 15
Pancho el primero en Gálvez en hacer sándwiches de miga. Había comprado la cortadora de fiambres con la que se cortaba el pan también. Antes los sándwiches se traían de Barrancas.
Instaló la Fábrica de soda “Los Panchos”.
Alrededor de 1970 compra la «Maquina de Pollos a la Piedra».
No quiero olvidarme de los tradicionales corsos (capítulo aparte) que se hacían por Dorrego entre calles Belgrano y Av. de Mayo. Murgas (recuerdo participar con los chicos del barrio), carrozas, comparsas, mascaritas, baile. ¡Una locura de gente!
Mi papá ponía las mesas sobre Dorrego y «volaba» con la bandeja para atender a todos. Mi cuñado Roberto López, en ese momento era novio de mi hermana Silvia, venía para ayudarle junto con mi mamá por supuesto.
La última noche, al término del corso se quemaba el Rey Momo, para nosotros, los chicos de la época «Juan Chorizo» que estaba sobre el techo de la vereda de Centenario.
¡En 1972 llegó la hora del local y casa propia! Bar y Rotisería «Punto y Coma».
Así es como nos mudamos a Av. 20 de junio y R F Coulín. Comenzaba una nueva etapa. Pero la «barra» de clientes, que ya mas que clientes eran amigos, se trasladó también. A ellos se les sumaron otros tantísimos: Obdulio Meneces y su hermano, Nelson Colombatto, Horacio Tavella, los hermanos Mondino, Velázquez, Prina, Acevedo, Benavídez, García, Lagger, Cacho González, Giorza, Franchini, Oscar Azcárate y su suegro “Don Fortuna”, Grill y muchos más.
Los proveedores de la época: Bianco, Marzetti y Morichi, Eladio “Gallego” Ventura, Muriel y Gallo, Hugo Bertolio “Sancor”, Cigarrero Qüesta (papá de Viviana), luego Cigarrero Martínez, Fernando Giménez, Alarcón (pollos), Rogelio Charles (pan de sándwich) y otros más.
También fueron clientes todos los del barrio de la Plaza de las Banderas: Pablo y María Mazzuchelli, María Mana, su esposo e hija, Castelarín con su esposa Elsa y sus hijos, Giménez (Parrillada), Gatti (pintor), Lodiggiani, Drussini, Colman, Mirta Bobo, Donadello, Raimondi, Minetto Aída y flia, Perla Apendino, Giampieri (Vidriero), Detarsio, Nélido Duranda y flia, los hermanos Garombo, Pedro Racigh y Nelly (mis tíos), Dolce, Alberto Monteverde y flia, Arosa (Carnicería) luego Oscar Azcárate y flia, Orlando y Betty Marioni, Ariel y Ana Zuliani, Susana y Nildo Manassero, Betty Garombo y Uldarico e hijos, Barattero y su esposa Olga, Pochettino, Juan Carlos Trossero, Gino Pavía e Isabel Racigh (Casa Pavía), Rosa Calvet, Irma Bertolio y flia, Ñata Grill y su esposo,” Neto” Bergagna y Elvira, Rosa Calvet (kiosco), Familia Savino, Familia Bertolio, y muchos más.
Se continuaban con los Pollos a la piedra, los sándwiches y las exquisiteces que cocinaba mi mamá: empanadas, piononos, matambres arrollados, huevos y tomates rellenos, mayonesas súper decoradas, lechón, lengua a la vinagreta, y todo lo que la gente le pidiera, siempre lo hacía y de lo mejor. Excelente cocinera. ¡Siempre al pie del cañón!
Llegó marzo de 2011 y con él la hora del descanso. Después de casi 70 años de trabajo llegó el momento de bajar la persiana. Ese día se vivió con mucha alegría y festejos.
Hoy mi papá con 95 años no puede dejar de esbozar una sonrisa melancólica cuando recuerda sus historias vividas. Agradezco al CeDA que tuvo esta idea de dar a conocer Historias de Galvenses y en especial por haberse acordado de mi papá.
Fue un gusto.
Relato de Roxana Racigh