Periódicamente diversas enfermedades atacaban las poblaciones de la región en forma epidémica; en el Siglo XIX el cólera se presenta en 1886 y comienzos de 1887, posteriormente en 1895; luego pueden citarse la gripe, sarampión, entre otras.
La peste bubónica aparecía en focos aislados, pero en este oportunidad se transformó en epidemia abarcando un área bastante amplia de zonas rurales y urbanas de los Departamentos San Jerónimo y San Martín, extendiéndose luego a otros lugares, pero con menor intensidad. El centro urbano más importante que se vió afectado, fue el pueblo de Gálvez.
A pesar de las medidas preventivas dispuestas luego de los primeros casos ocurridos, estos no alcanzaron para detener el flagelo que durante el mes de octubre de 1919 causó un estado de zozobra en la población.
De la información recolectada no aparecen datos de medidas destinadas al desratizado en tiempos previos a la aparición de la peste, las mismas se desarrollan luego de la aparición de la enfermedad con la destrucción de cuevas y eliminación de ratas, como de sus parásitos: las pulgas, en definitiva el transmisor de la peste.
DESARROLLO DE LA EPIDEMIA EN LA REGIÓN
Noticias provenientes de las provincias norteñas, indicaban que:
“Habiéndose producido nuevos casos de peste bubónica en varias estaciones del ferrocarril Central Norte situados en la provincia de Santiago del Estero, el Departamento Nacional de Higiene ha resuelto que continúe en funciones la comisión enviada desde la Capital Federal…” (14)
En la provincia de Santa Fe, la población estaba saliendo de la epidemia gripal, cuando aparecen las primeras noticias sobre los casos de peste bubónica en nuestro territorio, en los primeros días del mes de agosto de 1919, ubicados en Cañada Rosquín (15); lugar donde años anteriores se habían producido brotes de este flagelo. (16)
Casi simultáneamente llegan noticias de Irigoyen, donde se han originado numerosos casos, que en un principio se trataban de ocultar; el Dr. Manuel Etchevehere denunció la situación al Consejo de Higiene, procediéndose a clausurar el molino harinero y la instalación de lazareto. (17)
En los días siguientes, la epidemia se extiende a las poblaciones vecinas: Díaz, San Genaro, Gálvez, El Trébol.
A mediados del mes de septiembre y ante la persistencia del brote epidémico, a pesar de las medidas profilácticas adoptadas en Gálvez; en vista de las denuncias efectuadas por la Comisión de Fomento, vino a ésta el Presidente del Consejo de Higiene, Dr. José María Cullen, acompañado por el jefe político de la Capital, José María Aragón. De esta reunión se resolvió tomar medidas de profilaxis con urgencia disponiendo solicitar a Buenos Aires el envío de suero antibubónico, clausurar escuelas, teatros, iglesias y, si fuere necesario, los cafés y toda reunión pública. (18)
La llegada de una comisión sanitaria del Departamento Nacional de Higiene desde Buenos Aires, y según la información que aparece en Nueva Época del 22/09/1919 indica que se establecerá en Gálvez el:
“…centro de operaciones para atender las poblaciones de esa zona afectada por la peste…” (19)
Ya por esos días, se informa de casos en Loma Alta y Rigby (López). (20)
La epidemia parece haber cedido por unos días en Gálvez, pero a fines de septiembre y durante el mes de octubre, se producen casos casi a diario. En tanto se van agregando otros nombres de poblaciones entre mediados de octubre y noviembre, Centeno, Campo Piaggio, Gessler, Santa Clara de la Buena Vista, San Carlos Centro; también el flagelo se extiende hacia el sur.
A mediados de septiembre se denuncian casos en Serodino; con el paso de los días, se agregan las poblaciones de Carcarañá, Totoras, Las Rosas, Tortugas, Chabás y San José de la Esquina.
Otros lugares del Departamento San Jerónimo que se vieron afectados son: Maciel, Barrancas y Coronda; este sitio con menor incidencia.
Algunas poblaciones como Colonia Belgrano y San Martín de la Escobas, donde los pobladores y la Comisión de Fomento, iniciaron una serie de actividades profilácticas y desratizado antes que se produjera algún caso de peste bubónica en la zona. (21). Estas medidas dieron el resultado esperado, dado que no se citan datos de enfermos en esos lugares.
Según las noticias que aparecen en los diarios de esos días, muchos de los que contrajeron la enfermedad, trabajaban en galpones de cereal almacenado (22) y en molinos harineros como Irigoyen. (23)
Ese tipo de establecimientos son los citados por las instrucciones del Consejo General de Higiene, como los puntos donde se producían, por lo general, casos de bubónica.
Fueron días de zozobra, temor y hasta discriminación, especialmente con las familias que habían sufrido la enfermedad en alguno de sus miembros.
En algunas poblaciones como Irigoyen, Díaz, San Genaro, Gálvez, Centeno, fueron numerosos, los casos fatales.
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ACCIÓN DEL GOBIERNO PROVINCIAL Y NACIONAL ANTE LA EMERGENCIA
El accionar del Consejo general de higiene a cargo del doctor José María Cullen, pese a los esfuerzos realizados en un comienzo, se vio totalmente desbordado ante la amplitud de la epidemia desatada; por lo que se solicita la intervención del Departamento Nacional de Higiene, cuya presidencia ejercía el Dr. Capurro, quién responde de inmediato enviando guardas sanitarios, empleados, máquinas y materiales para desinfección y desratización; los cuales se trasladaron a diversos puntos, en especial a los más afectados, acentuando así las medidas para detener el flagelo, además se enviaba suero antipestoso y vacunas que requerían las autoridades comunales.
El gobierno provincial dispone que tropas del escuadrón de seguridad sean enviados al interior para apoyar a la policía local y poder dar cumplimiento a las medidas de aislamiento indicadas por los médicos y guardas sanitarios.
Las administraciones comunales de los lugares donde se instalaron lazaretos, cuyos recursos económicos no eran muchos; se los autorizó a efectuar gastos para la atención de los enfermos. El Gobierno Provincial no fue rápido para ayudar a las Comisiones de Fomento, cuyas economías quedaron Con un fuerte endeudamiento al concluir la epidemia, como se verá más adelante al tratar el caso de Gálvez.
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LOS GASTOS ORGANIZADOS POR LA ATENCIÓN DE LOS INTERNADOS EN EL LAZARETO
Como ya se ha citado, el presupuesto de la administración comunal no estaba en condiciones de asumir sola una erogación extraordinaria. Al decidirse la instalación de un lazareto en Gálvez, para asistir a las víctimas de la peste bubónica, la Comisión de Fomento recibió del Presidente del Consejo General de Higiene, la promesa de ayuda económica para solventar los gastos que se originaran por esta emergencia; pero la respuesta a medida que se desarrollaban los acontecimientos, fue casi nula. Varias veces la Comisión de Fomento se dirigió a las autoridades para obtener los fondos necesarios para afrontar los pagos de los suministros requeridos por el lazareto.
El 28 de octubre de 1919 se envía un telegrama al Presidente del Consejo General de Higiene indicando que:
“desde hoy queda suspendido todo suministro al lazareto, como así la del personal y demás atenciones requeridas por la epidemia por carecer en absoluto esta Comuna de recursos.” (67)
Se recurre también al Departamento Nacional de Higiene con este reclamo y al Gobernador de la provincia, Rodolfo Lehmann. Parece que este reclamo tuvo efecto positivo porque al día siguiente se emitió un nuevo telegrama a las citadas autoridades indicando:
“Asunto lazareto y atención epidémica arreglado satisfactoriamente por el Dr. Cullen.” (68)
Las remesas que se enviaron fueron más bien exiguas, por lo que siguieron los reclamos. Se solicitó colaboración a las comunas vecinas que enviaban los enfermos a internar a Gálvez; realización de una colecta entre el vecindario y alguna donación, solicitándole a los que podían pagar, hacerse cargo de algunos gastos de la estadía.
Para el 17 de junio de 1920 todavía esa cuestión no había sido resuelta y en nota dirigida al Ministro de Gobierno, Justicia y Culto, Dr. Armando Antille, se lo pone en antecedentes de la situación, indicando que aquí se atendieron enfermos provenientes de Rigby (López), Loma Alta, Campo Piaggio, Gessler, Casalegno, Adao y Cañada Rosquín.
Los gastos totales del lazareto ascendieron a 9.980,13 $ y lo que se recibió, hasta ese momento:
“…en pago importa la irrisoria cantidad de 1.161,13 $ c/l, subdivididos así: en octubre 549,48 $, en noviembre 320,15 $ y en enero del presente año 291,50 $; que merced a las contribuciones particulares obtenidas, queda todavía un saldo neto a pagar de 5.000 $ moneda legal, cuya liquidación y pago no nos ha sido enteramente factible aun conseguirlo por cuanto que el Sr. Presidente ha hecho caso omiso a las múltiples e invariables reclamaciones dirigidas en tal sentido con fecha octubre 8- 23; noviembre 10 y 12 del año ppdo., enero 12 y febrero 13 del año en curso.” (69)
Por lo que se ve, no era fácil en aquellos tiempos también que el Gobierno Provincial, atendiera con rapidez los reclamos de las comunas del interior.
1919, UN AÑO DIFÍCIL
Por lo ocurrido aquí en Gálvez y otros lugares de la provincia, 1919 no fue un año fácil; cargado de situaciones sombrías para la salud de muchos pobladores, en junio y julio, epidemia de gripe, luego la peste bubónica y los establecimientos ganaderos soportaron la fiebre aftosa que causó estragos en los planteles vacunos; Nueva Época del 09/10/1919, al referirse a noticias de Gálvez, indica:
“Como si no fuera poco la bubónica, la aftosa también ha invadido esta jurisdicción y ya los habitantes no teniendo garantías al ingerir la carne y leche que se pone a la venta, han adoptado el sistema alimenticio del malogrado apóstol vegetariano Astorga.” (70)