Las medidas tomadas para contrarrestar los efectos de la epidemia (1919)

Siendo Gálvez la población urbana más numerosa del Departamento San Jerónimo, el tercer Censo Nacional efectuado en 1914 nos da para el Distrito: 5643 habitantes (24)¸contando el pueblo con 3807 (25) y según la estimación de la Comisión de Fomento entre 1919 y 1920, estaba en unos 8000 habitantes (26).

La información disponible referente al accionar de la Comisión de Fomento en esa circunstancia, puede seguirse día a día, por las copias de las notas dirigidas al Consejo General de Higiene de la Provincia de Santa Fe, al Departamento General de Higiene del Gobierno Nacional en Buenos Aires y los partes diarios a los Delegados Sanitarios destacados en Gálvez.

Nuestra población se vió sacudida por el flagelo de la peste bubónica en intensidad. A mediados de agosto de 1919, se produce el primer caso de peste con desenlace fatal; por unos días pareció que la enfermedad no avanzaba, estimándose que las medidas de profilaxis tomadas habían tenido éxito (27).

No obstante ello, en fecha 26 de agosto de 1919, se solicita al Consejo General de Higiene de Santa Fe:

“…el pronto envío de vacunas y suero antipestoso.” (28)

El 29 de agosto se comunica a los directores de escuelas primarias, de artes y oficios y particulares, al párroco local y dueños de diversos negocios, la necesidad:

“…de que diariamente se efectúe una prolija desinfección de los locales y limpieza de los pisos, procediendo especialmente a la total destrucción de las pulgas y las ratas, por ser éstos el principal vehículo conductor del germen pestoso.” (29)

Reunida la Comisión de Fomento en fecha 4 de septiembre de 1919, los miembros integrantes de la misma le dan autorización al Presidente para adoptar, de inmediato, las medidas de sanidad necesarias que las circunstancias requieran. (30)

A mediados de septiembre, se producen cinco casos de bubónica, por lo que de inmediato, la Comisión de Fomento, se comunica con el Consejo General de Higiene de la Provincia. Ante tal situación, sin pérdida de tiempo, se trasladó a este lugar el Presidente del citado Consejo, Dr. José María Cullen, acompañado del Dr. José María Aragón (31); quiénes con las autoridades locales y médico municipal, el Dr. Roque Coulín:

“Reunidos en la Comisión de Fomento resolvieron medidas de profilaxis urgentes, tales como solicitar a Buenos Aires suero antibubónico, clausurar escuela, teatro, iglesia y si fuera necesario, los café y toda reunión pública.” (32)

El 17 de septiembre de 1919 se dicta la Ordenanza N° 42 indicando:

1°) Declárese obligatorio el blanqueo interior y exterior de las habitaciones y, especialmente las casas de inquilinato, posadas, hoteles, colegios, verdulerías, carnicerías, panaderías, bares, etc., etc. como también estricta limpieza y desinfección de todas sus dependencias.

2°) Queda establecido el término de 48 horas, contadas desde la promulgación de la presente, para el cumplimiento de lo que establece el artículo precedente y su infracción será penada con $200 de multa, sin perjuicio de mandar ejecutar por cuenta de los respectivos interesados.” (33)

Además en la misma fecha se emitió una comunicación con instrucciones para prevenir y combatir la peste bubónica (34). En otras publicaciones se indicaba que para la desinfección se utilizará la cal viva; el blanqueo con cal de las paredes y techos.

Como desinfectante y para el lavado de ropa, la creolina, comúnmente llamado así el Fluido Manchester (34ª); a las ratas muertas se recomendaba no tocarlas, tomarlas con alguna estaca larga y quemarlas o enterrarlas a bastante profundidad. Los cadáveres eran colocados en los féretros cubiertos con cal viva y llevados al cementerio sin ceremonia alguna.

Por circular del 15 de septiembre se disponía la clausura de las escuelas, la casa de tolerancia y la iglesia (35); en este caso, se origina una situación conflictiva con el Párroco, como también luego la aislación del mismo como medida preventiva por haber visitado algunos enfermos. También la sala de cine, bares y cafés. (36)

Cómo colaboración a las tareas de emergencia sanitaria, la Escuela de Artes y Oficios adecuó un vehículo automotor para ambulancia:

“… cerrada y cómoda interiormente para enfermos y acompañamiento.” (37)

El diario Nueva Época indica también que:

“…después de las 7 p.m. el pueblo presenta un aspecto tristísimo. Todos los negocios y casas de familia inclusive cierran sus puertas.” (38)

Para la atención aislamiento de los enfermos se dispuso instalar un lazareto (39), tomándose para eso la edificación particular que se iba a destinar a casa de tolerancia situada al noreste, en una zona alejada de la parte urbana por aquellos años; con rapidez se le completaron las instalaciones necesarias.

Hubo bastantes dificultades con los cerealistas que tenían depositados en galpones importantes cantidades de cereal, para que adoptaran las medidas preventivas y eliminación de las ratas y pulgas; según la información periodística se tuvo que llegar a una reunión de los acopiadores y la Comisión de Fomento para lograr las medidas que requería la situación, previa clausura de alguna de ellos. (40)

Entre fines de septiembre y comienzos de octubre, pareció nuevamente que con las medidas que se adoptaron, se había superado la emergencia por la enfermedad y se reabrieron los distintos locales clausurados oportunamente. (41)

Pero no fue así, nuevos casos de bubónica hicieron del mes de octubre, el más complicado por la cantidad de atacados que se citan casi a diario. Nuevamente se tuvo que poner la clausura de:

“El comercio, los cafés, espectáculos, escuelas e iglesias han debido ser clausurados nuevamente y hasta las visitas de familia, se evitan.” (42)

En el local de la Comisión de Fomento, diariamente se vacunaba a la población; requiriéndose en numerosas oportunidades, el envío urgente de nuevas dosis de vacunas, tanto de primera como de segunda aplicación y suero antipestoso.

Se llevó adelante una intensa campaña de desratizado y destrucción de cuevas, desinfección de casas y locales, más allá de donde ocurrían los casos de peste. A pesar de ello, hubo que aplicar medidas de aislamiento en dos manzanas céntricas, primero la comprendida por calles Rivadavia, Bartolomé Mitre, Avenida de Mayo y Sarmiento (43) y luego la formada por Humberto Primero (Belgrano), Mitre, Rivadavia y Sarmiento a cargo de agentes del Escuadrón de Seguridad. (44)

La llegada de refuerzos en personal y equipo del Departamento Nacional de Higiene, permitió hacer más intensa la campaña preventiva; incluyéndose una estufa para desinfectar ropas, telas y bolsas vacías para cereal.

Tal vez ante un clima de descontento, como cita la prensa, la Comisión de Fomento, también convocó a un grupo de vecinos para formar comisiones vecinales de sanidad y así verificar la higiene domiciliaria (45). Por estos días, según indica el diario Nueva Época, algunas familias se ausentaron del hogar. (46)

Hacia finales del mes de octubre ya habían disminuido considerablemente los casos de peste, por lo que se restableció la apertura de la iglesia, el cine y otros locales; el pueblo lentamente iría retomando su vida normal tras largas jornadas signadas por el temor, la inseguridad y los comentarios nada halagüeños sobre el lazareto.

El lazareto (47) continuó atendiendo enfermos hasta el 7 de febrero de 1920 (48), pero prácticamente, ya en noviembre, la mayoría de los internados eran de localidades vecinas (49), situación que descendió recién en los primeros días de 1920.

Cómo balance tenemos la información que suministró la Comisión de Fomento con respecto del lazareto al Delegado del Departamento de Higiene destacado en Gálvez, en cuanto a enfermos atendidos y fallecidos en la localidad.

DE GÁLVEZ: 45 enfermos, de los cuales fallecieron 13.

De otras localidades; atendidos en el lazareto de Gálvez: 41, de los cuales fallecieron 8.

Por la información periodística, se indicaba que muchos de los casos no habían sido complicados. (50) Y sobre el quehacer del lazareto, no hay comentarios críticos.

Sí los hay para el Gobierno Comunal por no tomar medidas más rigurosas con los cerealistas para la limpieza de los galpones que almacenaban importantes cantidades de cereal y lugares propicios para las ratas, como también por la clausura de la iglesia. (51)

Una vez concluida la epidemia y clausurado el lazareto, el edificio fue devuelto a su dueña por la Comisión de Fomento, según lo comunicado a la Sra. Elvira González en fecha 9 de febrero de 1920, indicándole además:

“Al expresarle nuestro mayor reconocimiento por los importantes servicios recibidos, participo a usted, que en obsequio de esa dignificante generosidad, quedan a su exclusivo beneficio las mejoras en ella introducidas, consistentes en la construcción de pisos, colocación de puertas, ventanas, banderolas con sus correspondientes vidrios, etc.” (52)

Intensísima fue la campaña iniciada en Octubre y concluida en enero de 1920 de desratización con la destrucción de Cuevas y muerte de ratas, las cuales eran quemadas; de lo que indican los informes diarios, el pueblo sufrió verdaderamente una invasión de roedores. También la desinfección de habitaciones, galpones, ropas y bolsas vacías para cereal fue sumamente importante en todo el radio urbano y en muchas propiedades rurales.

En el mes de diciembre de 1919 se tomó una acertada medida con respecto al personal que iba a salir a trabajar en las máquinas trilladoras; el cual debía estar inmunizado contra la peste bubónica (53). En cada uno de estos equipos se ocupaban hasta 30 operarios.

Algo que debería haber tenido vigencia con anterioridad a los sucesos provocados por la peste, que bien podría haber evitado la epidemia o atenuado sus consecuencias, recién se sancionó en febrero de 1920 la Ordenanza N° 44, estableciendo la matanza de ratas y demás roedores. (54)

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